Sobre dioses y mahomas

10.01.2015 22:50

Es la historia de nunca acabar: Oriente contra Occidente, el primer mundo contra el tercer mundo, Dios contra Mahoma,... Una guerra sin fin y sin sentido. Una guerra en la que nunca habrá vencedores y vencidos. Tampoco hay ni habrá víctimas y verdugos; pues todos son víctimas. Víctimas de quienes merecen morir mil veces y nunca morirán. Unos en sus despachos, otros en las mezquitas, otros en parlamentos, interpretan la historia, su historia, en un intento de justificar lo injustificable.

En las guerras todos tiran a dar. Cada uno con lo que tiene. Me queda la duda de saber si los que tiran piedras no tirarían misiles si los tuvieran a su alcance.

Los atentados sirven a Occidente como excusa perfecta para justificar su indecente gasto en defensa y los islamistas acusan a los países ricos de su miseria. Así, el uno por el otro, la casa sin barrer.

Poco importa quién disparó primero cuando hay mujeres y niños que ya no volverán a ver a sus seres queridos. Poco importa si Dios creó al hombre o si fue éste quien creó a este imerfecto ser capaz de lo mejor y, lamentablemente, de lo peor.

Los niños nacen sin credo, sin fronteras, sin banderas. Todos estos límites físicos e intelectuales son inventos nuestros. Les determinamos casi al nacer. Los hay que le ponen la camiseta de su club de fútbol, quienes les hacen abrazar una fe o les incitan a ser lo que ellos nunca pudieron o supieron ser. Vivimos en una sociedad demasiado determinista.

El atentado de Charlie Hebdo sabemos que no será el último ni el más cruel. Pronto será historia y una cifra más para guardar en el debe de esta guerra contra nosotros mismos.

Mahoma no estará orgulloso de sus mártires ni hay tantas vírgenes para tan pocos decerebrados. El odio genera odio. Somos como el hamster que corre y corre en su noria. Acabaremos exhaustos y no habremos ido a ningún sitio.

La solución quizá sea más sencilla que eso. Quizá sólo sea necesario pensar por nosotros mismos y no dejar que otros lo hagan. El pueblo más peligroso es el pueblo que piensa y cuestiona lo establecido. 

Yo quiero morir y no perder la vida. Dejadme vivir y morir en paz. Dejadme pensar y decir lo que pienso sin ser condenado a muerte por ello. Respetad a vuestras mujeres porque ellas son principio y fin de la vida. Respetad a quienes viven y piensan de manera diferente. Hacedlo y vuestro Mahoma os premiará con líderes que de verdad amen a su pueblo más de lo que odian al pueblo vecino. Sólo así podréis ser libres y hacer de este mundo un lugar que de verdad merezca la pena.

La guerra es el problema, no la solución.


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